lunes, 25 de febrero de 2008

La circunstancia y el yo.

Tenemos que salvar. Tendemos a salvar. En un principio nos salvamos de fieras que husmeaban nuestra carne y mas tarde fuimos colocando alarmas en el cabezal de la cama. Se puso en marcha la cadena de montaje y nos vino la seguridad porque el peligro era demasiado puro como para inhalarlo. Pero en la cárcel el humo se rarifica, y sin perro no hay rabia. En el presidio, sin rabia ni circunstancia, sólo quedan los ladrillos, uno, y la carga de un tiempo cada vez más escuálido. ¿Y ahora qué? ¿A qué circunstancia se salva?

viernes, 22 de febrero de 2008


Andaban buscando la manta de Dios. El árbol perenne de Yaveh. El eco de la fuerza creadora y látigo de Alá.

Y dieron con el silencio. Conocieron la desnudez.