martes, 4 de septiembre de 2007

Al Faro - Virginia Woolf

Virginia no viste de calle. Virginia deslumbra con ostentosos trajes de gala o mendiga con harapos malolientes. Virginia no deja indiferente. La cabra -"cariñoso" apelativo familiar-nunca quiso ser correcta sino ensalzada por su maestría o arrojada a los leones por sus desvaríos.

¿A quién importaba ya un argumento que nace y muere? En "Al faro" no se cuenta nada o bien se cuenta todo aquello que el lobo es capaz de vislumbrar bajo la carne, bajo el silencio. Se busca aquella eternidad que no es otra que el instante y su intensidad, que la naturaleza y su orden. ¿Qué importaban ya las glorias y desgracias que volverían al polvo? ¿Cuánto más importante era la fatua danza de neuronas de personajes que habitaban una casa cualquiera, en una isla cualquiera, con un sino cualquiera? Deseosos todos ellos de tocar la inalterabilidad de un faro cualquiera tapado por la niebla.

1 comentario:

Sibyla dijo...

!Bienvenido a este mundo de blogs¡
Me resisto a creer que tengas 18 años como indicas en tu perfil.
Si es así, es sorprendente tu madurez.
Me gusta que hables sobre Virginia Wolf. Me encantó la película de "Las horas", retrata su personalidad atormentada y contradictoria.
Hasta pronto!!!